En pastelería la sal que se usa es la fina y además de realzar el dulce de nuestras elaboraciones tiene otras propiedades importantes.
En las masas fermentadas aporta plasticidad a la masa y aumenta la elasticidad, dándonos cuerpo y haciéndola más maleable por lo que nos aporta beneficios en el amasado. Regulariza la fermentación controlándola, frena la actividad de la célula de la levadura estabilizándola para evitar la subida excesiva.
En el horneado influye en el color favoreciendo la coloración de la costra.
Es muy conservante. Se debe de añadir a medias de la preparación porque al absorber la humedad dificulta el amasado, además de que mataría a la levadura con más probabilidad si la echamos al principio.
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